Si la respuesta es sí, ¡enhorabuena! zorionak!
Si es no, todavía estás a tiempo de convertirte en tu mejor compañera de vida, y una buena compañía. Te puedo ayudar a ello. Pero primero déjame que te cuente.
El 30 de Abril de 2020 finalizaba, aprovechando el confinamiento y con un día de retraso 😉 un viaje de 40 días a mí misma, a través de los casi 50 años de recorrido en este planeta «azulinante», como Irma.
He conectado diariamente con mi YOSOY para explorar y sanar con honestidad, lo que todavía quedaba de dolor y restricción y hasta el momento he sido capaz de ver, en mi cuerpo físico palmo a palmo, mis emociones y sentimientos al desnudo, los pensamientos y las creencias erróneas y limitantes con las que me seguía identificado hasta ahora, los nudos y el residuo energético autogenerado en el aprendizaje de las distintas lecciones de vida.
He lamido mis heridas, he limpiado mi mente y mi corazón a conciencia, he identificado los patrones de comportamiento dañinos y limitantes y estoy aprendiendo a hacer de otra manera más sana, he creado una realidad cotidiana amorosa para mi misma y respetuosa con mis convecinas. He intentado cuidar desde la distancia, de la mejor manera que he sabido, a todas las personas que amo y me importan, y contribuir a la sociedad positivamente en la medida de lo posible.
Hoy puedo decir que me amo más que hace dos meses, me comprendo mejor, y he comprobado que me gusta tenerme a mi lado en los momentos de crisis. Sé que puedo acompañarme a los infiernos y a los cielos, que quiero y elijo seguir siendo coherente con mi verdad, ahora más que nunca, y quiero seguir confiando, aunque muchas veces me cueste, porque ¿sabes?… estoy aprendiendo cada día a ser humana, a atreverme a Ser más Yo en esencia. Y este aprendizaje, a no ser que te lo impongas tú misma, querida persona, no tiene techo, ni siquiera de cristal.
Lo que sigue es algo personal. Por lo que si no te interesa, puedes saltar directamente a la Pildorita para Sentirte Bien de este mes, en la que encontrarás la información sobre el método seguido.
Este confinamiento que he vivido en íntima soledad ha amplificado como una súper lupa todo lo que había en mí y en mi vida. Tanto lo sano y agradable, como los errores más grandes, las dificultades y los vacíos. Y estoy contenta por haberme atrevido a mirarme de frente, sin tapujos, ni excusas.
En las cloacas de mi ser lo primero que vi y sentí fue pérdida, miedo, dudas, carencia, resentimiento, aislamiento, desarraigo… me sentí víctima y miserable. No es de extrañar.
En menos de un año se había desmoronado definitivamente mi relación de pareja de veinticuatro años, con sus más y sus menos, «el gran amor de mi vida» (y no lo digo de coña) , y con ella el lugar donde vivía soñando y creyendo que algún día también podría llegar a ser mi casa y hogar.
Al inicio de la cuarentena, decidimos de forma consensuada, que mi hijo, recién cumplida su mayoría de edad, por comodidad y salud física y mental para él, por primera vez en 18 años, se quedara durante el periodo de confinamiento a vivir con su padre, donde iba a tener más luz, más espacio, más recursos tecnológicos y de ocio… En definitiva, seguramente iba a ser más feliz. Y ahí me llegó de golpe y sin previo aviso el síndrome del nido vacío a lo bruto.
Paralelamente, mis padres, mayores y bastante vulnerables físicamente, aunque también muy fuertes emocional, mentalmente y de espíritu (todo un ejemplo) confinados en otra provincia. Por suerte cerca de mis hermanos. Pero ahí volví a sentir la punzada del desarraigo. La distancia y añoranza de mis raíces, de mi amada familia, de mucha gente querida, del mar…
Mientras tanto, semana a semana, el Covid19 también se ha ido llevando a unos cuantos seres muy queridos. Lo más duro, no poder acompañar, despedirse físicamente y llorarlos y honrarlos en compañía. Pero a nuestra manera, de alma a alma, nos despedimos.
Y por último, lo que tú ya conocías de mí: mi trabajo (que es una de mis grandes pasiones, totalmente vocacional y pilar fundamental de mi vida como única fuente de ingresos). De un día para otro, temí que se desvaneciera para siempre en esta extraña crisis sanitaria que nos ha impuesto el aislamiento social para salvarnos.
Ante este panorama, después de llorar amargamente y cagarme en todo unas cuantas veces, decidí hacerme cargo de mi niña asustada y de mi mujer herida y vulnerable y cuidarles como nunca antes lo había hecho. Porque nunca antes había tenido tanto tiempo, ni tanta experiencia. Además me sentía físicamente sana y fuerte y sin ningún miedo al contagio, con la confianza de que mi cuerpo es capaz de hacer frente a éste y a cualquier otro virus por el momento. Así que durante prácticamente los últimos dos meses, mi compromiso más grande ha sido conmigo misma.
Todavía estoy en proceso, por supuesto. Me queda terminar de integrar algunos duelos, volver a co-crear soluciones viables y sostenibles para reconstruir mi situación un tanto precaria en lo material, aprender a manejar con fluidez las herramientas que me permitan adaptarme mejor a las nuevas formas de relacionarnos y trabajar…
Pero hoy puedo decir que son mucho mayores en mi la paz, el amor, el agradecimiento, la creatividad, la confianza, la templanza y la fuerza que siento. Cuando aparecen la rabia, la tristeza, el miedo, el dolor, la impotencia o la desesperanza les doy las gracias por generarme tanta incomodidad que me hace ser consciente de lo que todavía puedo limpiar, comprender y sanar en mí. No me demoro. Me atiendo inmediatamente, cueste lo que cueste. Empleo todo lo aprendido hasta ahora y confío en que esto también pasará. Y claro que pasa, aunque duela, aunque escueza, aunque a veces pese.
No es la primera vez (ni la segunda, ni la tercera) que vivo una crisis fuerte. De salud, de pareja, de identidad, vocacional, económica… ¿y quién no?
En 1997, literalmente, estuve a punto de perder la vida como consecuencia de una enfermedad desarrollada tras un incendio a miles de kilómetros de mi lugar de nacimiento. Todo mi mundo personal se desmoronó. En aquel momento fue la Naturaleza quien me enseñó la gran lección de los ciclos del tiempo. Me pronosticaron unas secuelas físicas que me limitarían de por vida. La recuperación fue larga y dolorosa, física y emocionalmente, pero salí fortalecida y más sabia. Tenía a mi amama Antonia de ejemplo y a mi propia madre, Yolanda. Como hijas de la Tierra, de cada dificultad, mientras sigamos con vida, tenemos la capacidad de resurgir como el Ave Fénix de sus cenizas, nadie me lo ha dicho con estas palabras. Simplemente lo he visto, lo he mamado y lo he vivido en mis propias carnes, y ahora lo puedo contar.
Esta vez la crisis no es sólamente personal, es colectiva, mundial, global. Y también pasará, y si la vivimos con conciencia, valentía y amor resurgiremos y nos adaptaremos y seguiremos evolucionando, porque somos parte de la Naturaleza, hijas e hijos de la Tierra. Quizás nosotras no lleguemos a ver los resultados, pero me alegra pensar que las siguientes generaciones podrán disfrutar de todo lo bueno que empecemos a sembrar ahora.
Hoy comparto mis cloacas y miserias contigo para mostrarte que todas las personas estamos hechas de la misma pasta. Todas tenemos nuestras dificultades. y si yo puedo trascenderlas y aprender de ellas y salir fortalecida y mejor persona, tú puedes, todos podemos.
Un aprendizaje importantísimo que rescato para mí de este confinamiento es el poder del compartir, poner nuestros dones y talentos al servicio y disposición de quien los pueda apreciar y a quien le pueda servir.
Gracias a todas las personas y seres que muchas veces sin saberlo, desde la distancia y de manera «mágica» y sincrónica me habéis acompañado en esta autoalineación, con vuestra escucha, vuestras palabras, canciones, escritos, fotos, llamadas, regalos, pensamientos y cariño. Me habéis hecho la vida mucho más bonita y fácil.
Gracias a Carmen Romanelli y sus maravillosas Esencias Triunidad, amadas compañeras.
Gracias a On:giz Ez:Berdin, al talde Berriberri  y en especial a Xabier Odriozola y los compañeros y compañeras de la formación sobre la influencia del patriarcado en los niños y hombres jóvenes.
Gracias a mi querida amiga y excepcional coach creativa Eba Zoilo y su primer taller online.
Gracias a Marcelo Castelo y su equipo por su generosidad, al compartir su conocimiento sobre liderazgo y comunicación en los momentos de crisis.
Gracias a Julio Méndez Arinas, por su asesoría inestimable en estos tiempos.
Gracias a Fermin, de Tarteka Media, por su incansable trabajo de mantenimiento de la web.
Gracias a la Cámara de Comercio de Álava por la información, formación y acompañamiento que nos está dando a tantos autónomos, comercios y pequeños empresarios en esta difícil situación.
Todas y cada una de vosotras habéis sido parte de este viaje.
Y ahora sí, comparto la pildorita de este mes.

Pildorita para Sentirte Bien

Propuesta de Trabajo sistematizado de alineación física, energética, mental y global, repartido en cuatro ciclos de diez días.

Una parte importantísima y principal del trabajo y proceso personal que te he compartido la he podido realizar gracias a la guía propuesta por Matías de Stéfano. Puedes encontrar toda la información sobre esta cuarentena activa y mucho más en su página de Face Book y también en la mía , del 21 de Marzo 2020 al 30 de Abril, porque la he ido copiando y compartiendo puntualmente, día a día, de forma ordenada, y casi sin interferencias de otras informaciones, precisamente para poder facilitar el proceso de la #cuarentenaconsciente a cualquier persona interesada, en el momento personal que mejor pueda realizarlo.
Ahora me siento con fuerzas renovadas para salir de mi cueva y continuar con más y mejores acompañamientos individuales y procesos grupales, lo voy a hacer respetando mi propio ritmo vital y mi capacidad de adaptación y aprendizaje a la nueva realidad.
Te recuerdo que durante prácticamente todo el confinamiento he continuado dando sesiones y clases grupales por videoconferencia. Ha sido todo un reto y estoy encantada.
Este mes de Mayo prepararé la nueva propuesta de actividades online, intentando dar respuesta a las nuevas necesidades e inquietudes que me vais comentando y que yo misma voy detectando.
Si se te ocurre algo, ¡no dudes en decírmelo!
La próxima semana Elixabete Legarda me invita a su programa Vivir para Ver de Radio Euskadi donde os hablaré sobre cómo afrontar los próximos meses con una mirada posibilitadora.
En cuanto la grabación esté disponible, la colgaré también junto con los últimos recursos gratuitos en forma de audio del mes de abril, que he ido compartiendo en mi lista de difusión de WhatsApp. Lo podrás encontrar todo en breve en mi página web y en mi canal de ivoox.
Si necesitas ayuda terapéutica, llámame al teléfono móvil +34 645005805 de lunes a viernes, de 10:30h a 19:30h. Estaré encantada de atenderte.
Si además de recibir estos correos mensuales quieres que te incluya en mi lista de difusión de Whats App también me puedes mandar un mensaje.
Y ahora sí, me despido deseándote valentía para confiar en tu capacidad de adaptación y transformación personal y social para co-crear juntas el estilo de vida y sociedad que realmente queremos vivir y legar a las futuras generaciones. Y sobre todo mucho amor y discernimiento.
Irma

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